«La importancia de vivir el presente en el cuidado tu salud mental»

Luego de los cambios experimentados a raíz de la pandemia originada por el virus del COVID-19, la población mundial ha sido más consciente de la importancia y el cuidado de su salud mental. Es claro que se requiere de más tiempo para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, compartir con nuestros seres queridos, incentivar espacios de entretenimiento, entre otras múltiples actividades que nos generen satisfacción y nos lleven a disfrutar de la tranquilidad y una vida plena.

Sin embargo, no es tarea fácil llevar a la práctica dichos conceptos. Con mayor frecuencia de lo deseado, percibimos emociones poco placenteras como el miedo, la tristeza, la rabia o la desesperación. El origen de estos sentimientos no es otro que la incertidumbre que se desencadena al pensar en nuestra cotidianidad, incluyendo la salud y la de nuestros seres queridos, la situación económica que enfrentamos, la administración adecuada del tiempo para cumplir con las actividades de la oficina, el colegio o la universidad mientras encontramos espacio para nuestra familia, amigos, pareja; en definitiva, todo esto nos lleva a percibirnos poco seguros con lo que qué traerá el mañana.

 

Como consecuencia de esa sensación de inseguridad, el cuerpo físico experimenta cambios que se manifiestan a través de síntomas como el aumento del ritmo cardíaco, rubor en el rostro, adormecimiento de las manos, sudoración, cambios en la tensión arterial, una respiración acelerada o, algunas veces, intensos síntomas gastrointestinales incluyendo náuseas, dolor estomacal y la diarrea. En esos momentos, debemos escuchar el mensaje del cuerpo para entenderlo y tomar acciones que permitan tranquilizarlo.

 

La manera como percibimos ciertas situaciones afecta lo que sentimos y, en la medida en que seamos más realistas centrándonos exclusivamente en el presente, iremos dejando de lado aquellos pensamientos que se enfocan en un futuro incierto o en un pasado culposo. Es así como, paso a paso, iremos retomando el control y superando esa sensación de pánico y desesperación que nos acongoja.

 

A continuación, proponemos algunas recomendaciones que pueden ser útiles para encontrar esa tranquilidad que buscamos al tiempo que fortalecemos nuestra mente para que alcance un mayor grado de salud y bienestar:

 

Aceptación: Por más que lo intentemos, no es posible cambiar la situación a la que nos enfrentamos. De nada sirve buscar culpables o hallar razones o justificaciones. A través de esta característica, es posible admitir lo acontecido, superarlo y concentrarnos en nuevas metas.

Vivir el presente: Pensar en exceso en el futuro genera ansiedad, mientras que quedarnos en el pasado nos llena de nostalgia, arrepentimiento y reproches. Concéntrate en el aquí y en el ahora, aprécialo y disfrútalo.

Maneja el tiempo: Por estos días, es necesario generar nuevos hábitos, mantenernos en movimiento, programar actividades diariamente y concentrarnos en el cumplimiento y la realización de ellas.

Mantén una actividad física (Al menos 30 minutos al día): Es fundamental mantener nuestro cuerpo acondicionado y libre del exceso de calorías que pueden enfermarnos. Asimismo, a través del ejercicio se liberan sustancias en el cerebro que tienen una acción relajante y de bienestar.

Medita: Mejora tu condición mental y previene la aparición de ideas de tristeza y desesperanza. Aprovecha estos momentos para encontrarte contigo mismo y comprenderte. No tengas miedo. Hay diferentes técnicas que permiten hacerlo. Yoga y mindfulness son excelentes alternativas. Puedes realizar pequeñas meditaciones durante dos o tres momentos en el día o realizar una meditación comenzando la mañana o en horas de la tarde.

Escribe un diario: Aprendamos y reflexionemos mientras vamos registrando todos esos hallazgos que nos llevan a conocernos mejor y que, a futuro, nos permitirán tomar buenas y mejores decisiones. A través de la escritura, optimizamos nuestra situación emocional y disminuimos el estrés.

Convierte tus pensamientos y sentimientos en arte: Escribe un poema, arriésgate a hacer una pintura o compón la letra de una canción. Este ejercicio estimula el procesamiento emocional y permite exteriorizar aquello que, en ocasiones, no es fácil decir.

Agradece: A través de la gratitud expresamos el aprecio por lo que tenemos, este acto nos permite enfocarnos en lo bueno, atrayendo sentimientos y pensamientos relacionados con la abundancia y el bienestar mientras alejamos la tristeza y la ansiedad.
Mario Danilo Parra Vera

MD Psiquiatra – Epidemiólogo

MSc Psychiatric Research

 

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